El gobernador de Texas, el republicano Rick Perry, fue acusado hoy formalmente de abuso de poder por haber amenazado en 2013 a una fiscal de distrito demócrata con vetar una partida económica para su oficina si no dimitía, tras ser sorprendida ebria al volante.
El político republicano habría usado sus atribuciones como gobernador para vetar 7,5 millones de dólares a la oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Travis, en el que se encuentra ubicada la ciudad de Austin, por lo que se le acusa de abuso de poder y coacción a un funcionario público, dos delitos que pueden conllevar elevadas penas de cárcel.